El gato en la peluquería

Existe cierta controversia en cuanto al manejo del felino en su sesión de peluquería, pero mi consejo es tratarlo con naturalidad. Aún así conviene seguir ciertas pautas en el manejo. Firmeza pero con suavidad, respeto y serenidad en nuestra actitud para no estresar al animal. Seguiremos un protocolo cuando el animal llega a nuestras manos, que se iniciará con el corte de uñas, delanteras y traseras. Si es necesario le colocaremos un “bozal” especifico para gatos, de nailon protegido que cubre sus ojos y le ayuda a relajarse.

EL GATO DE PELO LARGO

El manto en el gato consta de un pelo de cobertura grueso y largo y un subpelo denso y fino. Para su mantenimiento, es necesario un cepillado semanal con peines de púas largas para retirar la lana y evitar la formación de nudos. Es muy importante la constancia en esta tarea porque el subpelo se enreda con mucha facilidad, hasta el punto de formar una maraña compacta anudando el pelo de cobertura y provocando graves molestias al animal, que empezará a morderse el pelo arrancándose mechones.

EL BAÑO

No soy partidaria de atar a los gatos a la hora del baño, lo considero un estrés añadido e innecesario. Difícilmente el felino se acostumbra a la correa y en contacto con el agua, el sentirse aprisionado, aumenta su nerviosismo y miedo. Bastará con mantener una mano sujeta, firme a su nuca, evitando que se escabulla. En general el gato tan solo pretende salir de la bañera y huir de una situación algo angustiosa para él. Si este miedo lo potenciamos con correas o exceso de inmovilidad, lo conduciremos a la agresividad y la ansiedad. Así que le daremos cierta libertad de movimientos controlándolo tan solo con las manos, llevando a cabo la tarea, con la máxima diligencia posible.En la base de la cola, hay unas glándulas que pueden segregar gran cantidad de grasa, sobre todo estimulándolas con el cepillado, insistiremos enjabonando la zona para eliminar el exceso.La cabeza,siempre que el ánimo del gato lo permita, la enjabonaremos también, tomando atención en el lagrimal y las orejitas, sobre todo en los persas, que suelen acumular bastante legaña.

EL SECADO

Realizaremos la tarea con el expulsador, sin boquilla, a una potencia baja y con aire caliente, cepillando a la vez con una carda para desapelmazar el manto y conseguir un acabado esponjoso y con volumen. Si disponemos en la peluquería de un secador manos libres, lo usaremos una vez expulsada el agua, ya que de esta manera contamos con las dos manos libres para sujetar al felino y cepillarlo a la vez.

LOS NUDOS

En ocasiones, el exceso de nudos hace imposible el desenredado del manto, ya sea por carácter de animal o dejadez del dueño. El rasurado integral es el único remedio. Es muy importante que los dueños se conciencien del mantenimiento regular del pelo de su gato persa, porque ante la imposibilidad de la piel de “respirar” se manifiestan graves problemas en la dermis, caspa, eccemas, irritaciones e incluso úlceras. Es muy molesto para el animal, afectando a su movilidad, ya que los nudos le tiran de la piel. Se morderá y se arrancará mechones enteros, provocándose clapas en el pelo.

LA MÁQUINA

Ante todo debemos saber que rasurar el manto de nuestro gato, estimula la aparición de subpelo, por lo que al crecer suele sufrir un incremento de lana, con lo que eso conlleva. Se ha de ser consciente de este hecho al tomar la decisión, ya que es un pelo con tendencia a enredarse y a mudar mas a menudo. Cuando el afeitado se realiza por necesidad, exceso de nudos o problemas de piel, procederemos con la cuchilla mas larga que nos permita la distancia entre la piel y el nudo, poniendo especial cuidado en tensar la piel, porque ésta es muy fina y susceptible a sufrir pellizcos o cortes debidos al filo de la herramienta.