Consejos para reducir el estrés de los perros y gatos en la peluquería

Uno de los temas de vital importancia en la peluquería canina, capaz de influir para bien o para mal sobre el funcionamiento de nuestra actividad, es el estrés.

Debemos como profesionales, ser capaces de minimizar las situaciones incómodas en nuestro salón.

La organización y la logística, el ambiente sonoro, emocional, limpieza de las instalaciones, comodidad y amplitud de las mismas, e incluso los olores.

Todos estos factores contribuirán inevitablemente, a crear una atmósfera de relax o de tensión, tanto en los animales como en nosotros mismos.

En primer lugar, vamos a centrarnos en el establecimiento. Las diversas actividades de la peluquería, deberían estar separadas y/o delimitadas, las unas de las otras, para que no interfieran en el óptimo desarrollo de cada una.

La recepción

Agradable, luminosa, limpia y sin pelos, con zona de espera para los clientes, donde puedan sentarse, ojeando una revista, mientras esperan a su mascota. Si tenemos posibilidad, evitaremos que los animales tengan visibilidad directa con sus dueños, contribuyendo a su tranquilidad y finalizando así, el servicio adecuadamente.

Sala de espera de las mascotas

Debería ser una zona apartada de las bañeras y las mesas de secado, para impedir humedades y bolas de pelo en los boxes, sin posibilidad de visión directa, entre los perros que haya en unos y otros.

Éstos, serán preferentemente de aluminio, más fáciles de desinfectar. Podemos colocar una toalla limpia y seca, en donde el perro descanse confortable.

Zona de baño y secado

También delimitada del resto de actividades de la peluquería y, si disponemos de un local que lo permita, utilizando una habitación distinta, con suficiente iluminación y ventilación.

Todos estos elementos, condicionan y pueden provocar situaciones de estrés:

  • La humedad
  • El ruido de los secadores, a veces muy elevado
  • El pelo volátil en el ambiente
  • El olor intenso

Deberemos prever, la posible angustia que pueden sentir algunos perros al ruido intenso y presión de aire de algunos expulsores. Los secadores “manos libres” , a parte de su utilidad a la hora de trabajar el manto, también fomentan la calma durante el proceso de secado, al ser mucho  menos estridentes, al igual que las cabinas de secado.

Zona de baño

Zona de secado

 

Zona de corte

La más amplia, luminosa y silenciosa, o no, pero en todo caso, con un hilo musical de ritmo suave y volumen moderado, que aporte el clima confortable y tranquilizador que necesitamos para trabajar.

También es importante, que nuestro espacio de trabajo, irradie paz. Hablo de nuestras costumbres, rutinas y procedimientos.

Para ello, debemos ser organizados, disponiendo de zonas de almacenaje, suficientes a nuestro alcance. Y utilizando solamente, las herramientas indispensables en cada momento.

Hay que ser limpios y pulidos, barriendo el pelo entre servicio y servicio, o siempre que tenemos ocasión, de mesa y suelo. Desinfectando todas las superficies donde estén los perros. Fregando suelos, bañeras y herramientas al finalizar la jornada. Controlar el volumen y el estilo de la música que nos acompaña, aunque personalmente, yo opto por el silencio, ya que después de las habituales largas jornadas, a veces podemos sufrir dolores de cabeza y la ausencia de melodía, me resulta calmante.

Zona de corte

 

Todo ello, con el objetivo de evitar el caos visual, logístico, sonoro y de olor, que irremediablemente estresa. Quizás no a los perros , pero sí a nosotros y como ya sabemos, nuestra energía influye directamente en el temperamento de nuestro cliente peludo.

Si las mascotas se ponen nerviosas ladrarán, llorarán, se angustiarán y lo contagiarán al resto.

Hay que empatizar en todo momento con la mascota que nos ocupa, fomentando su comodidad postural, minimizando la molestia durante los desenredados, utilizando correas de tela que no aprieten con dolor, con movimientos firmes sin ser bruscos y seguros, a la vez que amorosos.

No hay que dar lugar al griterío, humano o perruno. Si es necesario rectificar la actitud de un perro, utilizaremos un tono de voz grave, simple y corto. Premiaremos  las buenas formas con nuestra voz más agradable, también con golosinas y caricias, siempre que éstas, sean en zonas que no aplastemos el pelo ya arreglado (morro, garganta, barriga, etc.).

No ejercemos un oficio con objetos inanimados, ni de forma mecánica y sistemática.  Trabajamos con seres vivos sintientes, con necesidades únicas, así que, si nuestro deseo es que nuestros clientes peludos lleguen contentos a las puertas de nuestra peluquería, ésta debe ser, sin duda, nuestra forma de proceder.

Publicación en EspeciesPro

Este artículo ha sido publicado en la prestigiosa revista EspeciesPro en el mes de marzo de 2020.

Portada del número 233 de la revista EspeciesPro

Os dejamos el enlace a la revista para poder leer este interesante número. Ver revista EspeciesPro